Retos, conceptos, exigencias, lo bueno,lo malo, el Bien...
Retos, conceptos, exigencias, lo bueno, lo malo, el Bien...
¡Hola!
Empiezo
a escribir con el reto de “hacer un post corto (o de perdida, UN POCO MÁS
corto)… A ver…
Hablando
de retos, hace algunos días, me empezaron a salir en mi feed de Facebook varias publicaciones sobre un tal '10 year challenge'… Como no tenía mucha idea, me puse a
investigar y descubrí que es algo organizado por Facebook e Instagram y que
se ha vuelto viral. Leí que una de las posibles motivaciones encubiertas de
pedirle a la gente que suba por un lado, una foto de hace diez años y otra
reciente, es probar/perfeccionar un algoritmo de reconocimiento facial que, en
un futuro, permita, entre otras cosas, posicionar productos y servicios de forma aún más
personalizada… No sé…
Lo que sí sé es que la gente se ha apropiado este reto de maneras muy distintas,
desde chuscas, hasta profundamente tristes, como es el caso de Abraham Fraijo, padre
de Emilia, una de los 49 pequeños que murieron en el incendio de la Guardería
ABC. En efecto, este padre retomó este suceso de las redes sociales para
recordarle a la sociedad que esta tragedia, sigue impune, a diez años de que
sucedió.
Si
menciono el tema de este reto en particular, es porque me hizo recordar otra
cosa. Aunque honestamente no sigo mucho la corriente, muy de moda, del
“coaching”, sí he leído artículos interesantes sobre este asunto. También he
leído algunos libros, en especial, dos o
tres de una mujer llamada Martha Beck, quien, según ella misma lo
relata, fue la primera persona en el mundo a la que le llamaron “coach”, a raíz
del trabajo que empezó a realizar con algunos de sus alumnos, en una de las
universidades más prestigiosas de Estados Unidos, quienes básicamente le pedían
que los “aconsejara” sobre distintos asuntos.
Pero
bueno, lo que importa para fines de este post, es que en uno de sus libros,
Martha Beck propone una manera interesante de conceptualizar los momentos
difíciles de la vida. En efecto, nuestra tendencia es la de verlos como eventos
negativos que nos vienen a complicar las cosas y/o a trastocar el equilibrio
más o menos sólido/endeble, así como la vivencia más o menos restringida/amplia de felicidad que hayamos podido lograr en un momento particular
de nuestra vida. En parte debido a esta manera en la que entendemos las situaciones
difíciles, es común que reaccionemos ante las mismas con resistencia y miedo.
A lo
que nos invita Martha Beck es, en cierto modo, a invertir la “línea de la
causalidad” de los eventos importantes de nuestra vida, haciendo lo siguiente:
· Primero, enfocarnos en algo muy
positivo que nos haya pasado.
·
Y de ahí, ir retrocediendo
en el tiempo, en busca del/de los evento(s) “negativo(s)” que hayan dado origen,
de manera bastante directa, a esa situación positiva.
Un ejemplo reciente de mi vida: me encuentro desde hace algunas semanas,
en un proceso bastante intenso de transición o de reencuadre profesional, mismo
que aunque por momentos puede ser cansado y asustador, me hace sentir muy
contenta y entusiasmada, como no me había sentido en años en el aspecto
laboral.
Me queda muy claro que esta situación tan gratificante y positiva en
mi vida, es una consecuencia directa del hecho "negativo" de que, hace aproximadamente dos
meses, mi ex esposo me dijo que ya no podría seguir pagando las colegiaturas de
nuestro hijo.
Lo que en un primer momento me cimbró y casi me hizo regresar al
horrible territorio de los ataques de pánico, con el pasar de algunas semanas y
por decisiones y medidas que tomé, permitió que se abriera un nuevo camino,
totalmente inesperado, para mí y para mi futuro profesional.
Aunque esta manera de “recortar” y/o de encuadrar
ciertos eventos, o “secuencias de eventos”, de nuestra vida resulta igual de
arbitraria que la forma en la que normalmente entendemos lo que nos sucede (de que lo negativo viene a dañar o eliminar lo positivo) tiene sin duda la gran ventaja de hacernos repensar las etiquetas y
definiciones que solemos darle a las cosas que nos suceden, proceso este que,
las más de las veces, realizamos de manera (casi) inconsciente.
Personalmente,
la opinión que me vale el fenómeno de las redes sociales es, de manera general,
más positiva que negativa. Sin embargo, sí me parece que hay que ser muy
cautelosos, y perspicaces, al abordar ciertos aspectos de esta “realidad virtual”.
Me refiero específicamente a la necesidad profunda que a todas luces tiene el
ser humano de mostrar su persona y su vida bajo la luz más favorecedora
posible, de hacer creer que los momentos “pico” (sean verdaderos, exagerados o
de plano falsos) en realidad son la “norma” de su experiencia cotidiana.
Por esta razón, independientemente
de las motivaciones más o menos veladas que puedan tener el Sr. Zuckerberg y
asociados con relación al '10 year challenge', es obvio que mucha gente lo está
aprovechando para crear y comunicar la imagen/narrativa de que sus últimos diez
años han sido de éxitos/cambios positivos, en otras palabras, de “cosas
buenas”. Cabe preguntarse por qué debería esto ser diferente, si vivimos en una cultura que
enfatiza de mil maneras que lo importante en esta vida es tener más/ser mejor,
SIEMPRE MÁS/SIEMPRE MEJOR. Nada de espirales, nada de altibajos; sólo se
admiten líneas ascendientes…
Me
acordé ahora de una alumna que tuve hace varios años, una chica joven que estaba pasando por momentos complicados, por lo que su mamá se preocupaba mucho por ella. Un día, fue la señora quien tomó la clase
en lugar de su hija y me contaba lo que le había dicho un psicólogo a quien
había consultado la familia. Me dijo: “El Dr. Fulano me explicó que es
importante que mi hija vaya viendo que la vida no es un "océano de maravilla con destellos de chingaderas", sino más bien, un "océano de chingaderas con
destellos de maravilla.”
Creo
que cualquiera que ya “no se cueza al primer hervor” inevitablemente suspirará profundamente, expresando así su acuerdo, mayor o menor, con esta forma de
sintetizar lo que es (o por lo menos, lo que a veces parece ser) la vida adulta…
Qué
paradójico, ¿no?, que siendo así las cosas, es decir, de mínimo irregulares y heterogéneas, nos sintamos presionados a hacer creer siempre que nuestra vida es “miel sobre
hojuelas”. Una forma más que adopta la famosa y eterna zanahoria que nos ponen
a corretear.
La virtud
que le veo al planteamiento de Martha Beck es que nos permite ir suavizando las
líneas de los cuadritos en los que confinamos nuestras experiencias. Pues sí,
porque si puedo pensar que un evento “negativo” me llevó más o menos
directamente a algo “bueno”, entonces dicho evento no puede ser
intrínsecamente/totalmente malo. Y si los acontecimientos de mi vida no son ni
totalmente buenos, ni totalmente malos, ¿no le sigue que es una pérdida de
tiempo y de energía querer evitar a toda costa los primeros y acumular al
máximo los segundos?
El otro
día, hablaba con un gran amigo, un señor realmente muy sabio; me decía que en
esta vida, de manera simbólica y profunda, todos somos llamados a
“transgredir”, a “salir del paraíso”, para realmente VIVIR. Esta plática la
puedo entender también en el contexto de este post, en el sentido de que somos
llamados a dejar atrás los espejismos y a ahondar en preguntas y cuestiones
esenciales. Sólo así podemos encontrar sentido profundo y alegría duradera
en esta vida.
Porque, si nos alejamos un rato de los bailes de máscaras y, como siempre en este blog, si intentamos ver "el brillo secreto de todo", se nos puede dar descubrir que la esencia
más profunda, el sustrato mismo de la existencia es puro bien, pero es un bien
que rebasa las conceptos que creamos y usamos en nuestro día a día de lo
que son el bien y el mal, lo positivo y lo negativo, lo deseable y lo que hay
que evitar a toda costa. Es un bien que lo engloba absolutamente todo, sin
dualidades.
Es ese Bien el que nos sustenta en todo momento por lo que, en el
fondo, no hay experiencia “mala”. Desagrable, sí; dolorosa, igual; asustadora, incluso traumática, sin duda. Pero mala, no; bien lo dice el dicho: “No hay mal que por bien no
venga”.
Desde este lugar de percepción y de funcionamiento, de hecho se va atenuando la línea que delimita dónde termina la "maravilla" y empiezan las "chingaderas" y se vuelve para nosotros una realidad tangible el que ambas cosas no sólo se entremezclan sino que en esencia, son una sola y misma cosa.
Por
supuesto, hay situaciones, tragedias, pérdidas tan grandes y tan absurdas, que
nadie puede, ni debería atreverse a intentar explicarlas. Como dice la maestra
de Budismo Zen, Charlotte Joko Beck: ‘¿Quién puede entender que un niño pueda
morir?' Insisto en aclarar aquí que este post no trata, por respeto profundo al
dolor sin fin que es más real que cualquier otra cosa en la vida de tantas
personas, de situaciones de ese tipo.
Pero en
lo que se refiere a los dolores, los problemas, y las decepciones pequeños,
medianos y grandes de nuestra vida, es imprescindible recordar que no hay que
quedarnos en el nivel de buscar negarlos, disimularlos y/o exagerarlos y ni
siquiera tampoco tan solo de sanarlos. Hay que ir más allá, alcanzar un lugar
desde el cual se puedan transformar radicalmente, aunque permanezcan.
Hace
una semana, escuchaba yo un Ted Talk de un físico francés. Decía que el Tiempo
en sí no existe, sino que es solo un concepto que usamos para ubicarnos en
nuestra experiencia diaria. Por este motivo, en un intento de aplicar ideas
extremadamente complejas a nuestra vivencia como seres humanos, decía que al
pensarnos a nosotros mismos, era importante tomar en cuenta que no somos lo que
parecemos ser en un momento dado (por ejemplo hoy), ni tampoco lo que fuimos/éramos
hace tiempo (por decir hace diez años), sino que más bien somos un continuo en
el espacio/tiempo, es decir, la suma de todo lo que nos ha sucedido hasta ahora.
¿No te
parece que desde este punto de vista tan profundo y complejo, queda aún más
claro el hecho de que si todo lo que nos ha pasado es en efecto lo que somos,
resulta bastante absurdo no tanto hacer categorías mentales de lo que es
‘bueno’ y/o ‘malo’, sino sobre todo, ver/entender dichas categorías como algo
que tiene existencia verdadera y fija?
‘No
pienses tanto’, me decía hace poco una persona muy querida, sobre un tema
totalmente distinto… Pero creo que su consejo vale para casi todo: más que
pensar tanto la vida, haríamos mejor en vivirla, intentando decirle ‘sí’ a lo
que fue, lo que es y lo que será.
Termino por aquí, pensando que a lo mejor con el '10 Year Challenge' me va mejor que con el reto de escribir un post (un poco más) corto...
Me encantaría saber lo que este post, así como los temas que en él toqué (el '10 Year Challenge' y otros retos, las redes sociales, la "exigencia de éxito y felicidad", el bien y el mal, el Bien, el tiempo, quiénes somos... etc.) te hicieron reflexionar o experimentar.
Encuéntrame en Instagram: manzana_iridiscente12
Me encantaría saber lo que este post, así como los temas que en él toqué (el '10 Year Challenge' y otros retos, las redes sociales, la "exigencia de éxito y felicidad", el bien y el mal, el Bien, el tiempo, quiénes somos... etc.) te hicieron reflexionar o experimentar.
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o escríbeme a theiridescentapple@yahoo.com
Créditos fotos (ambas en unsplash.com):
jon_tyson
Mi Pham
William
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