Elogio de los pasatiempos
Elogio de los pasatiempos
“En la buena vida debe
existir equilibrio entre las diferentes actividades, y ninguna de ellas debe
llevarse tan lejos que haga imposibles las demás”.
Bertrand Russell
¡Hola! ¿Cómo has estado?
Este
post lo voy a dedicar al tema de los hobbies.
Hace
muchos años ya, cursé una maestría en terapia familiar y pensamiento posmoderno.
Aunque finalmente no seguí por el rumbo de la psicoterapia como actividad
profesional, todo lo que estudié durante esos años y en la carrera de
psicología, más lo que sigo leyendo hasta la fecha, realmente me ha permitido
tener aprendizajes y experiencias de vida muy enriquecedoras.
Recuerdo
que en el primer semestre de la maestría, una de las materias se enfocó en
ilustrarnos sobre los antecedentes filosóficos que subyacen al paradigma de la
circularidad, mismo que es en gran medida, la base de la terapia familiar
sistémica. En esas clases, nos platicaron y leímos sobre grandes filósofos/matemáticos
como Ludwig Wittgenstein, Bertrand Russell y varios más. Sobra decir que la
complejidad de sus ideas rebasaba por mucho los objetivos de un curso
introductorio, por lo que no profundizamos mucho en ellas.
Sin
embargo, por esas mismas fechas, en alguna librería me encontré un libro de
Bertrand Russell, en el que abordaba un tema más cercano a mis estudios e intereses y
sobre todo, más a mi nivel. El libro se llama “La conquista de la felicidad” y
aunque el autor aborda varios temas interesantes en los distintos capítulos, a
casi veinte años de distancia, la idea principal que conservo de esa obra es la
de la importancia que pueden tener los hobbies en la vida de una persona, en
especial en lo que se refiere justamente a “conquistar la felicidad”.
En
resumen, lo que Bertrand Russell argumenta es que el hecho de cultivar un hobby
o cualquier actividad puramente gratuita, es decir, de cuyo desarrollo y
eventual éxito no dependa nuestra subsistencia, equivale a crear un refugio ante
los cambios, desilusiones, problemas y otras limitaciones inherentes a la
existencia. En efecto, por más turbulenta que nos pueda parecer a ratos nuestra
vida, podemos encontrar “calma en el ojo del huracán”, al desconectar nuestra
atención de nuestro entorno y enfocarla en alguna actividad que nos resulte
placentera.
En momentos particularmente
estresantes, un hobby, con su ritmo, sus pasos y procedimientos conocidos,
repetitivos y por ende, predecibles, nos puede brindar la estabilidad que tanto
necesitamos. Por otro lado, la concentración y la calma que inducen los pasatiempos con frecuencia nos ayudan a entrar en una modalidad distinta de pensamiento y
de percepción, misma que a su vez favorece el despertar de nuestra creatividad,
por lo que no es raro que nos surjan, aparentemente de la nada, buenas ideas e
incluso soluciones a los problemas de nuestro día a día.
Tengo
un alumno que se desempeña en un cargo importante en una empresa multinacional.
Aunque es una persona de carácter muy tranquilo, ha estado bastante tenso desde
que lo promovieron a un puesto de mayor responsabilidad. Durante su curva de
aprendizaje, tiempo en el que seguido ha tenido que trabajar los fines de
semana y regresar a casa pasadas las once de la noche, me dice que lo que le ha
ayudado a mantenerse ecuánime es su hobby de correr varios kilómetros todas las
mañanas. Me comenta que los días en no puede salir a correr, sí se la pasa
mal. Justo ayer, en clase, reflexionábamos sobre la importancia de no permitir
que nuestras obligaciones diarias nos roben el tiempo que necesitamos dedicarle
a aquellas actividades que nos hacen bien.
“Por muy importantes que sean
nuestras preocupaciones, no hay que pensar en ellas durante todas las horas de
vigilia”. B.R.
Por
otro lado, interesarnos en un pasatiempo nos obliga a salir de nuestro espacio
interno, mismo que muchas veces se puede encontrar restringido e incluso atormentado,
por nuestras neurosis particulares. Un hobby, aunque se realice de manera
solitaria, es una excelente manera de conectarnos con el mundo, con personas
afines a nosotros y con la infinita cantidad de conocimiento e innovación que
se crea a diario. No hay nada mejor para poner nuestras preocupaciones y
obsesiones en perspectiva que echar un vistazo a todo lo nuevo, interesante y
divertido que nos puede ofrecer nuestro entorno.
“Cuantas más cosas le interesen a
una persona, más oportunidades de felicidad tendrá, y menos expuesta estará a
los caprichos del destino, ya que si le falla una de las cosas, siempre puede
recurrir a otra. La vida es demasiado corta para que podamos interesarnos por
todo, pero conviene interesarse en tantas cosas como sean necesarias para
llenar nuestra vida”- B.R.
En lo
personal, nunca me han faltado hobbies; más bien mi problema estriba en que ni
mi nivel de energía, ni el tiempo del que dispongo me alcanzan para explorar y
realizar todas las actividades en las que me quisiera enfocar.
Ser
hija única, no tener familia aquí en México, un papá ausente y una mamá muy
ocupada me obligaron desde muy chica a aprender a entretenerme yo misma. Aunque
por un lado sí sufrí de soledad, por otra parte, estas circunstancias
específicas de mi infancia me forzaron a desarrollar una habilidad que hoy en día
es de las que más valoro, es decir, la capacidad de acompañarme a mí misma
y de usar mi creatividad y mi curiosidad para relacionarme con el mundo y para
transformar mi realidad interior.
Hasta
hace poco, mis principales pasatiempos eran los idiomas, la lectura, la cocina y también la meditación, aunque para mí, ésta última va mucho
más allá de un hobby. De contar con más tiempo, retomaría otras actividades
predilectas, como el estudio del ruso, la pintura y el tejido. Algún día, tal vez...
Sin
embargo, a pesar de contar con varias maneras de darle salida a mi creatividad,
en últimos años me había estado sintiendo restringida, un poco como si me viera
obligada a usar siempre ropa dos tallas más chica.
Desde
hacía tiempo, había yo detectado que esa incomodidad estaba relacionada con una
creciente necesidad de autoexpresión, es especial a través de la escritura.
Pero aunque entendía que tenía que escribir, no me quedaba claro por dónde
empezar, ni qué temas explorar. Incluso me inscribí a un curso de creación
literaria, impartido por un escritor bastante conocido aquí en México. Aunque
este señor me pareció buen maestro, el curso no fue lo que yo esperaba, aunque
realmente no sabía muy bien ni qué era lo que estaba yo buscando…
Total,
después de haber invertido tiempo y dinero en esa tentativa fallida, terminé
sintiéndome aún más perdida. Por otro lado, la inquietud de escribir no me dejaba
en paz, por lo que pasé varios meses de tensión. Hasta que un día, en un momento de
introspección, le dije a “Dios como lo entiendo” algo más o menos así: “Si
escribir va a ser parte de mi vida, por favor mándame un modo de empezar y de
que esto se vuelva una realidad. Si no, permíteme vivir sin esa opción, pero
con serenidad”.
“Una de la fuentes de infelicidad,
fatiga y tensión nerviosa es la incapacidad para interesarse por cosas que no
tengan importancia práctica en la vida de uno. El resultado es que la mente no
descansa, siempre ocupada en un pequeño número de asuntos, cada uno de los
cuales supone probablemente algo de ansiedad y cierto grado de preocupación.”
B.R.
Como
dos o tres semanas después de esto, me llegó un correo que considero fue la respuesta a
mis súplicas. Algunos meses antes, había yo comprado en Amazon un libro sobre
finanzas personales. Como me había gustado mucho, comencé a seguir los posts
que publicaba la autora en Facebook y también en su propia página. De esta manera,
me enteré de que además del tema del ahorro y del manejo óptimo del ingreso y
otros recursos personales, a esta mujer le interesaba mucho el asunto de cómo
vivir una vida sencilla pero bonita y armoniosa.
Entre las muchas cosas que me
interesaron de su propuesta, la más importante en mi opinión, es que al poner
en práctica sus propias ideas y consejos, Fiona (así se llama) logró, a través
de la venta de sus libros, generar un flujo de ingresos lo suficientemente
importante como para permitirle cambiar totalmente su estilo de vida. Pudo
dejar su trabajo de 9:00 a 17:00, seis días a la semana, para trabajar desde la
comodidad de su casa, organizando sus horarios de tal manera que pudiera
dividir su tiempo entre la escritura, su familia, su casa y sus mascotas.
Incluso, se pudo mudar junto con su esposo, de Auckland, la capital de Nueva
Zelanda, al pequeño pueblo donde creció, cosa que era un sueño para ella.
Así que
me intrigó muchísimo el mensaje en el que nos comunicaba a sus seguidores que
iba a impartir un curso en línea de escritura. Y cuando leí el temario, no me quedó
ninguna duda de que tenía que tomar ese curso. Poniendo a un lado la culpa que
me daba gastar parte de mis ahorros en algo que, por lo menos desde un punto de
vista puramente práctico, no era una necesidad básica, me lancé a este proceso
de empezar a escribir, cosa que ha sido una verdadera aventura.
Curiosamente,
este post es el número veinte de mi blog en español. Asimismo, se están
cumpliendo seis meses de que me inscribí al curso de Fiona. Se trata de números
arbitrarios, pero me pareció buena idea marcar la ocasión con este post. Por
esta razón, a continuación enumero seis consecuencias positivas que ha tenido
en mi vida la decisión de tomar el curso de escritura y de haberle dado
continuidad a los esfuerzos que invertí en ese objetivo.
Uno: Mejoría en mi salud.
Ha sido sin duda una de
las consecuencias más difíciles de imaginar y predecir. Aunque debido a la disautonomía,
un problema de salud que padezco, tener días malos es algo inevitable, la
verdad es que éstos se han hecho más esporádicos y en general he notado que
tengo más energía. Atribuyo esta mejoría en mi salud al entusiasmo y a los
sentimientos de alegría, paz y gratitud que me ha traído en abundancia mi hobby
de escribir.
Dos: Un nuevo canal de autoexpresión.
Durante
mucho tiempo fui por la vida con la cabeza llena de ideas, sentimientos,
opiniones y reflexiones. Aunque con gusto platicaba de todo esto con amigos y
familiares cercanos, no me tomaba con la seriedad necesaria la posibilidad de plasmar todo eso en palabras escritas, sobre todo que otros pudieran leer,
porque llevar un diario es un hobby que mantuve durante años.
Desde que empecé
a escribir en mi blog, siento como si mi espacio vital se hubiera expandido,
como si finalmente pudiera usar ropa de mi talla. Y aunque sé que es poca la
gente que me sigue, esto no disminuye en lo más mínimo la alegría que me da poder ocupar más espacio siendo quien soy y
con lo que es importante para mí. Además, cuando alguien me escribe para decirme que alguno de mis textos le pareció bonito o que le ayudó a reflexionar algún
tema importante, es muy grande la satisfacción que siento de poder contribuir a
algún fin positivo, por más reducidos que puedan ser mis alcances.
Tres: “Horas y horas de sana diversión”.
Seguido
incluso a mí me sorprende el entretenimiento tan completo que representa para
mí el proceso de escribir. Entre pensar en posibles temas de posts, anotar y
desarrollar ideas, asociarlas con libros, citas y/o experiencias tanto mías
como de gente conocida, escribir, corregir y mejorar el estilo, subir el texto
a la plataforma de blogger, buscar en unsplash fotos que vayan con el tema de
cada post, diseñar y publicar los “anuncios” de cada entrada del blog, mantener
activa mi cuenta de Instagram y revisar los comentarios de quienes se toman el
tiempo de leer y a veces compartir mis
posts, paso horas y horas de pura felicidad, en el más completo estado de “flujo”,
como lo llama M. Csikszentmihalyi; Y todo al increíble precio de …. cero pesos.
Cuatro:
Un círculo virtuoso de bienestar.
Creo
que todos estaríamos de acuerdo en que una de las cosas más difíciles de
cambiar son los hábitos que llevan años enraizados en nuestro día a día y que,
poco a poco, van moldeando nuestra visión de nosotros mismos y de la vida, y no
siempre para mejor. Una cosa es poder identificar y entender las fuerzas que
nos hacen ser y actuar como lo hacemos. Otra muy distinta es poder implementar
cambios, por más pequeños que éstos sean, que hagan posible que dichas fuerzas
tengan menos impacto negativo en nuestra experiencia. Este nuevo hobby de
escribir me ha permitido, poco a poco, ir creando un “círculo virtuoso”, en el
que se vuelve más fácil y natural “darme permiso” de estar bien y de hacer
cosas que mejoran mi calidad de vida, todos los días, incluso durante situaciones
o momentos complicados.
El proceso de escribir me permite estar en contacto con
gente cuyo enfoque es más luminoso que el que normalmente se nos condiciona
a tener, poner en práctica conductas que me hacen bien (meditación,
autocuidado, alimentación más consciente y compasiva, explorar mi creatividad y
mis talentos, aprender cosas nuevas, etc.) en el primer plano de mi experiencia
diaria. El simple hecho de compartir todo esto a través de Instagram y de mi blog,
independientemente de cuánta gente me sigue, me ayuda a no olvidar incluir estas
pequeñas acciones en mi rutina diaria.
Cinco: Reflexión, transformación y profundización constantes.
Desde
que empecé a tomar el curso de Fiona, me quedó claro que el tema sobre el que
me gustaría llevar un blog y escribir un libro era el del proceso interno que me
ha llevado, a lo largo de muchos años, a la claridad necesaria para entender
que gran parte de lo que el mundo, y en especial las religiones, nos venden
como imprescindible para lograr la paz, la felicidad y la plenitud a la que
todos aspiramos, no es en realidad más que “paja”, una tentativa más o menos
disimulada de controlar nuestra conciencia y nuestras acciones. Por otro lado, esa misma claridad me ha permitido experimentar la realidad de que no hay nada que ganar, ni nada que perder, por lo que la esencia de la vida es disfrutar ser una llama de conciencia dentro de la cual todo sucede.
Pensé que sería interesante y valioso compartir mis experiencias, por un lado porque son genuinas, y por otro, porque salvo en ciertos espacios honestos, estos temas tan importantes se pierden entre tanta charlatanería, manipulación y comprensiones muy rudimentarias y superficiales de temas como religión, psicología, crecimiento personal, etc.
Pensé que sería interesante y valioso compartir mis experiencias, por un lado porque son genuinas, y por otro, porque salvo en ciertos espacios honestos, estos temas tan importantes se pierden entre tanta charlatanería, manipulación y comprensiones muy rudimentarias y superficiales de temas como religión, psicología, crecimiento personal, etc.
Sin
embargo, lo que nunca me imaginé fue que el mismo hecho de escribir sobre estos
temas que para mí son fundamentales, me llevaría a su vez a una profundización
creciente de mi propia comprensión y experiencia de esas mismas realidades.
Como ya lo mencioné en otro post, la acción de escribir me parece algo
verdaderamente mágico, que va mucho más allá de buscar “comunicar” algo.
La escritura genera reflexión, lo cual a su vez, siguiendo la etimología de la palabra, hace posible que ideas, sentimientos e incluso experiencias, sean reflejadas desde una multitud de ángulos y luces, a los cuales no tendríamos acceso en circunstancias normales.
En la escritura, nada es estático, todo permanece abierto a una infinidad de posibilidades y en mi opinión, en eso radica el secreto de la transformación constante. Ya lo decía Emily Dickinson: “I dwell in possibility” (Yo existo en la posibilidad). Para mí ha sido un regalo inesperado y de incalculable valor el ser al mismo tiempo punto de partida y testigo de este proceso que no es exagerado describir como una alquimia.
La escritura genera reflexión, lo cual a su vez, siguiendo la etimología de la palabra, hace posible que ideas, sentimientos e incluso experiencias, sean reflejadas desde una multitud de ángulos y luces, a los cuales no tendríamos acceso en circunstancias normales.
En la escritura, nada es estático, todo permanece abierto a una infinidad de posibilidades y en mi opinión, en eso radica el secreto de la transformación constante. Ya lo decía Emily Dickinson: “I dwell in possibility” (Yo existo en la posibilidad). Para mí ha sido un regalo inesperado y de incalculable valor el ser al mismo tiempo punto de partida y testigo de este proceso que no es exagerado describir como una alquimia.
Seis: Un refugio ante lo difícil de ser humano y de estar en el mundo:
En algún otro post compartí unas palabras de un personaje de una
película, interpretado por Anthony Hopkins. Se trataba, si mal no recuerdo, de
un mayordomo que pasaba sus ratos libres leyendo obras de la vasta biblioteca
de su patrón. Sus palabras iban más o menos así: “Leo para saber que no estoy
solo”.
Aunque por suerte puedo decir que yo también he experimentado ese vínculo profundo que me une a todo lo que me rodea, mismo que pocas cosas como la literatura pueden
generar, también he descubierto que la escritura también es una excelente
compañera en este camino, siempre interesante y misterioso, pero también
abrumador, que se llama vida.
En momentos en los que los problemas, los miedos,
las dudas, los retos, los recuerdos dolorosos, el cansancio y la falta de
fuerza amenazan con hundir mi pequeña embarcación, o cuando el mundo, con su
lado absurdo e inescrutable, así como la crueldad, la estupidez y el egoísmo
humanos insisten en reducir cualquier atisbo de esperanza y fe a pura y necia
ingenuidad, me acuerdo de que, aunque sea por algunas horas, me puedo refugiar
en mi mundo de ideas y palabras, en el que la belleza, la paz, la alegría y la posibilidad
de mil cosas inimaginables están a mi alcance y son igual o más tangibles que el
océano de horror que a todos nos toca sortear de una u otra manera.
Si toda nuestra
felicidad depende de nuestras circunstancias personales, lo más probable es que
le estemos pidiendo a la vida más de lo que puede darnos. Y pedir demasiado es
el método más seguro de conseguir menos de lo que sería posible. B.R.
Una de
las citas del libro de Bertrand Russell que fui a rescatar de las páginas ya
amarillentas de tiempo me hizo a su vez recordar un verso de Fernando Pessoa,
uno de mis poetas favoritos: “Yo no soy del tamaño de mi altura, sino de lo que
veo”.
Aunque
la receta de la “felicidad” es compleja y requiere muchos ingredientes, desde
cosas sencillas hasta alguno que otro elemento más bien exótico, me parece que
la virtud de los hobbies es que indudablemente nos acercan a este estado, al
darnos acceso a mundos enteros, con toda la riqueza que éstos ofrecen. Y al
interactuar con esa riqueza, así como con lo que debemos ir aprendiendo y
dominando para poder explorar y crear dentro de ese mundo, nosotros mismos nos
vamos transformando en maneras impredecibles que se derivan de la combinación
única de nuestra esencia con los tesoros de la disciplina a la que hayamos
elegido dedicarnos.
Si
alguna vez te has planteado la idea de adoptar algún hobby, te invito a que no
dejes pasar más tiempo. Olvida cualquier idea o sentimiento que te esté
bloqueando y empieza como puedas, donde puedas, con los recursos que tengas a
la mano. La vida es corta y no podemos, NO DEBEMOS, desperdiciar la mayor parte
del tiempo que nos han prestado en tareas y preocupaciones triviales. Anímate a
descubrir lo que un hobby te puede revelar sobre ti misma/o.
Si ya
tienes un pasatiempo que te colma, me encantaría que me compartieras qué es y
de qué formas esta actividad enriquece tu vida.
Aquél cuya mente es un espejo del
mundo llega a ser, en cierto sentido, tan grande como el mundo. Experimentará
una profunda alegría al emanciparse de los miedos que agobian al esclavo de las
circunstancias, y seguirá siendo feliz en el fondo, a pesar de todas las
vicisitudes de su vida exterior. B.R.
Te
deseo muchos mundos por conocer.
¡Hasta
la próxima!
Si te
interesaron los temas sobre los que escribe Fiona Ferris, la puedes encontrar
en www.howtobechic.com
Encuéntrame
en Instagram: manzana_iridiscente12
Si te
gusta leer en inglés, tal vez te interese la versión de mi blog en ese idioma,
en donde escribo sobre otros temas, pero siempre desde el punto de vista del
“brillo secreto de todo”.
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