Amigos



Amigos

“Amigo é coisa para se guardar debaixo de sete chaves, dentro do coração…”
Milton Nascimiento
 

¡Hola!

¿Cómo has estado?

Este post, se me antojó dedicarlo al tema de los amigos.

Una de las cosas que más me gustan de mi trabajo es que me permite tener bastante tiempo libre. Como soy maestra particular, mi calendario laboral sigue básicamente el de las escuelas, así que aunque no dejo de trabajar totalmente cuando los niños descansan, mis horarios se vuelven más tranquilos en esas fechas.

Estas últimas vacaciones de semana santa y Pascua fueron muy buenas, no sólo porque pude dedicarle tiempo a varias actividades y proyectos que tenía pendientes, sino sobre todo, porque tuve la oportunidad de ver a varios de mis amigos más cercanos.

Te platico un poco sobre ellos:

Daniela (Dany) y Adriana


Las conocí hace unos seis años, cuando a sus hijos y al mío les tocó estar en el mismo salón en segundo de kínder. Éramos parte de un grupo mayor de amigas mamás, el cual yo decidí dejar de frecuentar por motivos que aquí no vienen al caso. En aquel momento, lo único que me dolió de esa “separación” fue la posibilidad de tal vez ya no verlas tan seguido a ellas dos.  

Sin embargo, las cosas se fueron reacomodando mágicamente y con el tiempo, de manera muy natural formamos un nuevo grupo cuyo chat en whatsapp Dany muy acertadamente bautizó como “Sólo tres”.  Siempre les agradeceré a estas dos muy queridas amigas el que hayan mantenido sus lazos conmigo.

Dany es muy alta y guapa, por lo que de más joven fue edecán. Hoy en día es experta en marketing digital y tiene un trabajo que la hace feliz, mismo que consiguió porque es muy perseverante y “luchona”. Lo que más me gusta de ella es su franqueza; como se dice comúnmente, “no tiene pelos en la lengua”. Me pregunto si esto se debe en parte a que su mamá es “¡¡del norti!!”… Además, es de las personas que a todo le ve el lado chistoso y cuya risa es contagiosa. Pasar un rato con ella es garantía de mucha diversión.

Por otro lado, Adriana, es la suavidad ambulante, característica que es muy evidente en su sonrisa y su mirada, bellas y cálidas. Es de esas personas que encarnan las tradicionales cortesía y buena educación mexicanas. Sin embargo, ya en confianza, igual es muy chistosa e irónica en sus comentarios. Conozco a su mamá, a su hermana y a su prima, quien ahora es maestra de teclado de mi hijo y mi amiga también, y las tres son igual de agradables y finas que Adriana.

Por lo general, veo a Dany y a Adriana cuando nos encontramos las tres, una o dos veces al mes para desayunar. A Dany por temporadas le he dado clases de inglés y ahora también soy maestra de la hija de Adriana, por lo que por lo menos puedo saludarla y verla un ratito todas las tardes de miércoles. 

Pero esta última vez, nos reunimos el primer sábado de vacaciones, en casa de Dany, con sus respectivos esposos e hijos, otra pareja, sus niños y mi hijo.
Esa noche platicamos de muchas cosas, pero según recuerdo, el tema principal de la conversación entre mujeres, fueron las “historias de terror” del embarazo y parto de cada una de nosotras.  Afortunadamente tanto nosotras como los niños estamos bien, por lo que además de la empatía y el asombro que nos generaba cada anécdota, lo que más hicimos fue reírnos al recordar las partes absurdas y/o cómicas de aquellos momentos difíciles.

Daniel (Danny) y Neftalí (Nef)


A Danny y a Nef, los conocí hace algunos años en nuestra iglesia. Entre que yo me había ausentado un tiempo y que luego no iba con asiduidad, los conocía sólo “de lejos”. Todavía recuerdo que me sorprendió de manera muy agradable que estas dos personas tan amables y simpáticas se fueran acercando a mí y mostraran interés en ser mis amigos. 

Danny trabaja en el Nacional Monte de Piedad y aunque creo que le gusta su trabajo y me imagino que se debe desempeñar muy bien en sus funciones, me queda claro que su pasión, lo que lo anima, son sus múltiples intereses y hobbies.

Habla italiano e inglés y me consta que aprendió portugués en pocos meses, totalmente solo, únicamente viendo tutoriales en Youtube y haciendo amigos brasileños en aplicaciones para aprender idiomas. 

Además le encanta la música y ha compuesto varias canciones, algunas para nuestra iglesia,  muy bonitas, dicho sea de paso; nada de pop góspel, que en lo personal  no me gusta nada…

Además, desde hace un año más o menos, ha desarrollado su interés y su talento por la cocina. Ya se ha vuelto una costumbre entre él y yo intercambiar recetas, últimamente veganas. 

A Danny le gusta leer sobre varios temas, pero en especial sobre religión y teología. Es un poco tímido o reservado en la expresión de sus emociones (como yo), pero como él mismo lo dice, usa canales indirectos, como la cocina, para expresar su afecto.

Nef por el contrario, es todo cariño, abrazos y atenciones. En la iglesia, sus abrazos ya son legendarios. Cuando hay convivios, siempre es el primero en ofrecerse a servir, cargar sillas, etc., al grado de que con frecuencia le tenemos que pedir, casi ordenar, que se siente aunque sea un rato a descansar y a platicar.

Aunque es dentista, recientemente decidió darle un giro a su futuro laboral y empezó a estudiar enfermería. Casi no lo vemos, porque anda corriendo, entre las clases, las prácticas y las tareas. Aunque también le da por cocinar, su verdadera pasión son el dibujo y la pintura. Seguido es él quien hace las ilustraciones para la promoción del círculo de reflexión de la iglesia así como de los eventos y convivios que marcan los distintos momentos especiales del año litúrgico.

A mí me ha regalado varias pinturas muy lindas y en Instagram, suele compartir fotos de los dibujos que hace en sus cuadernos de enfermería. Quiero pensar que dibujar le ayuda a concentrarse en clase.

Pero bueno, los vi el martes de semana santa, porque era el día de descanso de Nef. La idea original era que yo fuera a su casa, pero por complicaciones, estuve a punto de cancelarles. Sin embargo, tuvieron la amabilidad de proponer venir ellos a visitarme. Y no sólo vinieron desde su casa que queda lejos de la mía, sino que llegaron con comida (espagueti con salsa de jitomate y albóndigas de garbanzo y chiles rellenos de champiñones, nueces y elote, en una salsa cremosa de queso), postre (flan vegano con naranja y cardamomo) y vino (¡tres botellas!); así son de generosos, con sus recursos,  su tiempo y su amistad.

Esa tarde la pasamos muy bien, platicamos de temas más bien ligeros y amenos y, como siempre, nos reímos mucho. Mi hijo participó bastante en la conversación. Les digo que ellos, junto con mi amiga Maralde, son los únicos adultos (además de su círculo familiar más cercano, sus maestros y padrinos) con quien él es muy abierto.

Ambos se sorprendieron cuando vieron que todavía conservamos una plantita (un cactus) que dieron como recuerdo en su boda, que fue hace poco más de dos años. Es poco común (o por lo menos ésa ha sido mi experiencia) conocer y convivir con parejas que sean justamente eso, parejas, en cuanto a recursos, talentos y lo que cada quien  aporta a la relación. En el caso de Nef y Danny, me parece que se juntaron dos personas que se encuentran en un mismo nivel, en sintonía.





Vianka e Ileana


A Vianka la conocí hace más de veinte años, en una escuela de traducción que lo único valioso que aportó a mi vida fue el haberlas conocido a ella y a otra amiga que ahora vive en estados Unidos. Es una persona de múltiples talentos, hobbies e intereses. Es ingeniera, habla como siete idiomas, entre ellos griego y hebreo (¿¡!¿!??), es bailarina de ballet y durante algunos años fue instructora de Pilates, hasta que conoció Gyrotonic, que en su opinión es mucho mejor. 

Seguido toma cursos de capacitación en esa técnica y tiene un estudio en su casa, donde da clases a bailarines y a personas que quieren practicar una modalidad “deportiva” diferente que aporta grandes beneficios físicos e incluso emocionales. Aunque por todas estas y otras cualidades y características podría darse el lujo de ser una “payasa” insufrible, es de las personas más sencillas, educadas y comprensivas que conozco.

A Ileana, la conocí a través de Vianka. Por lo que tengo entendido, ellas se conocieron en una academia de ballet. Por lo general, me la encuentro en las comidas o cenas que hace Vianka y en algunas ocasiones, nos hemos juntado las tres a, como se dice en Brasil, “poner los chismes al día”. 

Ileana es bailarina y maestra de ballet. Además, le interesa y sabe mucho de budismo tibetano y sueña con visitar los lugares tan distantes y mágicos que son la cuna de esa tradición. En últimos tiempos también estudió maquillaje. 

A ambas les encantan los gatos y no es raro que compartan en Facebook fotos y memes de mininos, a veces encantadores, a veces cómicamente desagradables.

Durante las vacaciones, las vi un sábado en un restaurante vegano que ellas ya conocían donde por cierto comimos muy bien, ellas natural y elegantemente frugales, yo no tanto. Ahora sí tenía unos seis meses de no verlas.

Debido a situaciones específicas por las que ambas están pasando, los temas de conversación no fueron de los más alegres y la atmósfera de nuestro encuentro fue en general de asombro e indignación ante la total falta de clase de la que  hacen prueba tantas personas.  No me refiero a clase para vestir, ni a clase en los modales; estoy hablando de la clase más importante de todas; la que tiene que ver con el trato a los demás, en especial a los seres “queridos” ante quienes, en un mundo ideal, deberíamos actuar con lealtad, respeto y honestidad, independientemente de la fecha de caducidad que pueden tener las relaciones y el amor romántico.

Y sin embargo, igual hubo mucha risa, puntuada por una expresión repetida varias veces por Vianka:  “Can you imagine??”.  En efecto, nos contó que uno de sus mejores amigos, un estadounidense, con frecuencia usa esas palabras para comentar situaciones que le parecen increíbles y/o absurdas. 

Uno o dos días después de que nos vimos, Vianka creó para nosotras tres un chat  en whatsapp intitulado “Can you imagine?” en el que seguimos compartiendo y comentando situaciones que nos indignan y casi  nos dejan sin palabras.

Maralde


La más antigua de mis amigas. Nos conocimos cuando teníamos unos nueve o diez años, en un campamento de la escuela, aunque sólo nos hicimos amigas dos años más tarde. Es una de las personas más inteligentes, sensibles y francas que conozco. Es chistosa sin pretender serlo, por lo que dice y por cómo lo dice. 

Ha formado parte del coro de nuestra escuela, casi sin interrupciones, desde que se fundó hará unos treinta años y ha viajado con sus demás integrantes a varios países. Estudió fotografía,  y durante varios años trabajó en un kínder. Ahora está en un ínter, buscando darle un nuevo rumbo a su vida, después de haber trabajado durante mucho tiempo en una empresa que nunca supo valorar sus dones ni su potencial. Es "animalista" y comparte las mejores recetas veganas de Facebook.

Vino a la casa el último sábado de las vacaciones. Llegó cuando mi hijo y yo estábamos haciendo unas galletas para que las vendiera el grupo de jóvenes de nuestra iglesia, así que también a ella le tocó poner las manos en la masa. El mejor momento de esa tarde para mi hijo fue cuando Maralde le entregó el  gameboy de los años noventa que le habían regalado justamente sus amigos del coro en un viaje a Inglaterra,  y que   había prometido darle desde hacía varias semanas. Increíble ver a un niño cuyo papá le ha regalado casi todas las consolas más recientes, entretenerse durante horas y horas con el abuelito, prácticamente el cromañón de los videojuegos.

Cuando nos vemos, por lo regular platicamos de nuestros tiempos de adolescentes, de amigos y compañeros de aquellas épocas, de algún chisme actual de la escuela, de los problemas que en ese momento estemos teniendo y siempre, del estado en el que está en mundo, que en nuestra ingenuidad y sensibilidad extremas, nos impacta, nos duele, nos indigna y nos parece el “punto más bajo” al que hemos caído como especie…Pero, por más negro que por momentos nos parezca todo,  no sé cómo le hacemos, siempre nos reímos mucho.



Miguel y Antonia (Toni)


A Miguel y a Toni, los vi el último día de vacaciones en la Iglesia Luterana Alemana, donde desde hace tres años, se celebra un culto ecuménico e incluso interreligioso en memoria del martirio de Monseñor Romero, un obispo católico salvadoreño, quien hace treinta y ocho años fue asesinado porque exigía que el gobierno de aquella época dejara de oprimir a su pueblo.

Ese culto anual es tan sólo una muestra de todo el trabajo que Miguel y su esposa Toni, han hecho en y por nuestra iglesia desde que llegaron hace creo que cuatro años. También organizan un curso de semana santa y otro de verano para los niños de nuestra comunidad y de otros lugares. Como varios vienen de lejos, no es raro que durante el curso, Miguel, Toni y sus tres hijos hospeden en su casa a entre quince y veinte niños.

Para mí, Miguel y su familia representan la concretización del ideal de conducta en que se supone que debe culminar el hecho de que alguien decida centrar su vida y sus acciones en Dios; sin hipocresía, sin una pretendida superioridad al resto de los mortales, sino tan sólo con trabajo, empeño y dedicación a los demás y a buscar construir un mundo donde haya más amor, paz y justicia.

Además de ser pastor y de venir de una familia  de pastores, de la cual  algunos miembros  fueron perseguidos e incluso  asesinados por su fe en su natal El Salvador, Miguel ha sido panadero profesional, es músico en una banda de rock y cocina muy bien (si no, pregúntenle a mi hijo qué opina del “pollo salvadoreño” que hace su padrino).

Toni es educadora y tiene esa autoridad natural que hace que grupos grandes de niños y jóvenes la sigan y le obedezcan sin que en ningún momento les tenga que levantar la voz. Sin que le paguen un solo centavo, trabaja a la par que Miguel en todas las tareas de la iglesia y en especial en todas las actividades que se hacen con los niños. Ambos en varias ocasiones dan dinero de su bolsa para “completar” para los gastos de  varios proyectos.

Pues estos son los amigos a los que tuve la oportunidad de ver en estas pasadas vacaciones. Como lo dije, son de los más cercanos, pero no los únicos.

En nuestra época de dependencia excesiva de la tecnología y en especial de las redes sociales, se ha generado una fuerte crítica al fenómeno de las “amistades virtuales”. Aunque entiendo y comparto la postura desde la que se hace esta crítica, en especial a la característica de gran superficialidad e incluso de falsedad de dichos lazos o amistades, mi experiencia personal ha sido muy diferente.

En cierto sentido, tal vez se me podría considerar una “oversharer”, es decir, alguien que tiende a compartir mucho de su vida en redes sociales. Sin embargo, esto nunca me ha parecido algo negativo, más bien todo lo contrario.

En mi caso personal, todos mis familiares y varios de mis amigos viven en otros países, por lo que las redes sociales me permiten estar en contacto con estas personas a las que quiero y valoro mucho, aunque no las vea muy seguido.

Por otro lado, al ser una persona más bien reservada, incluso tímida, a quien se le da de manera mucho más natural comunicarse por escrito y por vías más “indirectas”, digamos que las redes sociales han representado para mí un  maravilloso canal de autoexpresión.

Por último, como nos ha pasado yo creo a todos, las redes sociales me han permitido reconectarme con personas a las que de otro modo les habría perdido el rastro para siempre. Se trata de amigos de la escuela, de la universidad y de otros contextos de mi historia, a los que, aunque tal vez no haya visto en años, fueron y siguen siendo importantes para mí. Es una gran alegría para mí enterarme y acompañarlos, de lejos, en sus éxitos profesionales y familiares y también en sus momentos difíciles.

Como iba diciendo, aunque aquí en México no tengo familiares cercanos además de mi mamá y mi hijo, nunca me siento sola porque tengo a mis amigos, a los que ya describí, y también a los que empezaron siendo alumnos, o mamás y/o papás de alumnitos, e incluso en uno que otro caso, como huéspedes de Airbnb. A algunos no los veo seguido y a otros sólo los veo o veía en el contexto de las clases, sin embargo, la amistad y el cariño ahí están y estarán.

Ahora, desde el punto de vista del “Brillo secreto de todo”, desde donde siempre busco entender y enfocar todo lo que aquí escribo, me parece realmente misterioso el tema de la amistad. Misterioso, mágico, valiosísimo… Y estoy de acuerdo con quienes cuestionan y critican el hecho de que en nuestra cultura se le dé generalmente un lugar prioritario al amor romántico, cuando salvo algunas benditas excepciones, los lazos de amistad tienden a ser  más significativos, gratificantes y “nutritivos” que las relaciones de amor de pareja.

Quiero decir algo más en ese sentido. Desde mi separación/divorcio, que fue hace casi ocho años, no he vuelto a tener una pareja estable. Al principio esto no fue por falta de ganas, sino por ausencia de buenos prospectos. En últimos años, sin embargo, he estado “sola” por decisión propia. 

Todo este tiempo, he estado en general muy bien sin pareja, pero honestamente no sé cómo me la habría pasado ya no digamos ocho años, sino tan sólo unos cuantos meses, sin amigos.

Qué misterioso y mágico es el fenómeno de la amistad verdadera, en el que lo diferente, lo doloroso, lo inestable y pasajero de nuestras vidas tiende a acercarnos aún más, en el que nuestros “defectos” y limitaciones pueden existir sin que se vuelvan causa de separación, ni armas que tarde o temprano, se usen en nuestra contra.

Estoy consciente de que esto también puede pasar en esas contadísimas relaciones de pareja en las que el amor es verdaderamente profundo y puro. Supongo que la virtud y la belleza de la amistad radican en  que ese tesoro lo vuelven más accesible, así deja de ser privilegio de  unos pocos suertudos a quienes Cupido flechó y unió con tino y sabiduría.

Bendito  el lazo entre dos personas, que se basa en la aceptación y la valoración mútuas. Es mi opinión la de que a pesar de que tan insistente y neciamente nuestra cultura nos exija que sigamos un modelo exclusivo de belleza, salud, éxito, etc., lo cual implica que tantas veces estemos en pie de guerra con nuestra propia esencia, nuestra forma de ser innata/natural, (con todo y sus fortalezas y debilidades) es algo realmente sagrado, porque es la forma única y específica en la que la fuente de todo decidió manifestarse en el punto de cruce de espacio/tiempo/miles de circunstancias que somos cada uno de nosotros. 

En las amistades verdaderas se nos quiere por quienes somos, no por quienes pensamos que deberíamos ser y por eso, creo que la amistad es un espacio mágico.

En efecto, un espacio en el que  lo que nos duele, nos asusta y nos enoja de la vida, se puede revivir con risa y perspectiva, no puede ser algo menos que mágico, y sagrado también. 

Si hay algo que quisiera yo que supieran mis amigos, más allá de cualquier duda es esto:

Aunque como buena introvertida que soy, cuando no estoy trabajando mi primer impulso sea casi siempre hacerme bolita en el sillón o la cama, con un buen libro y mis perros, o pasarme la tarde probando alguna nueva receta o, como ahorita, escribiendo, lo cual tiene como resultado que me ausente por periodos más o menos largos, ustedes siempre están conmigo.

Siempre los sigo en Facebook y/o Instagram y me alegra muchísimo ver las fotos de sus hijos, de sus mascotas y de los lugares increíbles que visitan. Siempre me acuerdo de las pláticas que hemos tenido, de los comentarios serios, de las cosas chistosas y de sus ideas novedosas e interesantes. 

Sobre todo, sus talentos, sus sueños y la luz particular de cada uno de ustedes me alimenta y me anima, no a imitarlos (porque dudo que me sentiría yo muy feliz intentando hacer alguna posición de ballet, o con veinte niños en mi casa) pero sí a seguir y a explorar mi propio camino, mis propios sueños, talentos e intereses para ser yo también una luz única.

Quiero pensar que si tengo amigos tan increíblemente especiales e interesantes, es porque a lo mejor yo también soy un poco así.

Un último punto: cuando finalmente me decidí a lanzarme en este proyecto,  muy sencillo pero nada fácil, de escribir mis blogs de espiritualidad/psicología/reflexiones varias bajo el título de Manzana Iridiscente, los primeros en alentarme, leyendo y compartiendo mis posts, fueron ustedes, mis amigos más cercanos, independientemente de que vivan aquí en CDMX, o en algún lugar distante.  

Así que gracias por eso también; aunque escribir me llena de tanta felicidad que hasta yo me sorprendo, no deja de ser un reto para alguien tímido/introvertido abrir su mente y su corazón y poner su contenido a flotar libre por la atmósfera. Ustedes lo vuelven más fácil.

Y a ti, que aun sin conocerme personalmente, lees mis posts que por más que intento que sean sucintos me salen cada vez más largos, también te doy las gracias y te deseo que nunca te falten amigos verdaderos.

Ojalá me cuentes lo que este u otros posts te han hecho reflexionar.

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Si te gusta leer en inglés y/o en portugués, tal vez te gusten las otras versiones de mi blog, en las que comparto textos diferentes, pero todos con el mismo hilo conductor: “el brillo secreto de todo”.

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María Ballesteros
Mark Cruz
Andrea Tummons
Karina Carvalho

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