Thanksgiving: dar gracias, ser gratitud...


Thanksgiving: dar gracias, ser gratitud…

“Examina tus cuentas de ayer y verás que aún estás en deuda con los demás y con la vida.”

Khalil Gibran


Como ni nací ni he vivido en Estados Unidos, no crecí festejando el día de acción de gracias. Si ahora lo celebro cada año es porque en la iglesia que empecé a frecuentar hace unos ocho años, hay varios estadounidenses que han compartido esta linda tradición con quienes somos de otros países.

Y pues, aunque la mayoría de nosotros no haya disfrutado este festejo desde la infancia, la verdad es que no nos ha costado trabajo ponernos al corriente en términos de la alegría, la emoción y el significado que este día ha ido adquiriendo para nosotros. El menú es más bien tradicional; hay pavo, puré y bisquets de camote y pay de calabaza, aunque a veces se llega a colar alguna ensalada de nopales o un pollo salvadoreño, lo cual no hace más que sumar al evento.

Creo que con que lo pensemos algunos minutos, nos podemos dar cuenta de que es mucho por lo que podemos agradecer, aunque nuestra vida no sea perfecta.

Supongo que lo primero por lo que me viene a la mente dar gracias, es parecido a lo que se le ocurre a la mayor parte de la gente:  mi hijo, mi salud relativamente buena, mi familia y mis amigos, mi casa y mi trabajo.

También agradezco por todo lo bueno y lo bello que me ha tocado vivir en el tiempo que llevo en este planeta.



Dar gracias nos llena el corazón de alegría; pareciera que el brillo de todas las cosas buenas que tenemos en la vida reluce más intensamente cuando hacemos el esfuerzo consciente de enumerarlas.


Pero a veces agradecer también duele; por lo menos a mí me pasa, cuando me pregunto por qué yo he recibido tanto, en tantos sentidos, mientras millones viven en la carencia y la opresión más absolutas.

Hoy en especial quisiera agradecer por dos cosas, que van más allá de las circunstancias específicas de mi vida, tanto pasadas como actuales, e incluso las futuras.

Hay una canción que me gusta mucho del compositor brasileño Renato Teixeira que contiene los siguientes versos:

Cada uno de nosotros compone su historiaCada ser en sí carga el don de ser capazDe ser feliz


Me llama la atención que por muy distinta y única que sea nuestra vida en comparación con la de los demás, a cada uno de nosotros nos acompaña siempre la posibilidad de encontrar la plenitud y la felicidad, en el momento y en el lugar donde nos encontremos, independientemente de la proporción bueno/malo que nos haya tocado experimentar hasta ahora.

Tanto la vida, con sus sincronías, coincidencias y su forma verdaderamente mágica de cambiar y de reacomodarse cuando y como menos nos lo esperamos, al igual que nuestra sabiduría profunda nos ofrecen en cada momento la posibilidad de trabajar y elaborar viejas heridas, de fortalecernos y de crecer en maneras y en direcciones realmente ilimitadas.

Lo único que tenemos que hacer nosotros, aunque  no siempre nos resulte fácil, es estar alertas a los caminos que la vida y nuestro ser esencial ponen ante nosotros y dispuestos a explorarlos.

Hoy entonces agradezco por las semillas de felicidad que me he encontrado en mi camino; las que ya crecieron y florecieron y las que me falta ver desarrollarse.

La segunda cosa por la que quiero dar gracias tiene que ver con la primera y es otra semilla con la que nacemos, o más bien, una semilla de lo que somos en esencia, es decir, paz, alegría y gratitud infinitas.

Cuando se vuelve un hábito visitar aguas más profundas de nuestro ser, nos vamos dando cuenta de que la razón primera por la que agradecemos es justamente por “ser”. Conciencia, luz, alma, etc, son palabras que se usan seguido para nombrar de alguna manera al misterio de lo que somos en esencia. Cuando nos damos cuenta, aunque sea por un instante, de lo que subyace a la persona que pensamos que somos, a nuestra historia y a todo lo que determina nuestra autoimagen, nos invaden el asombro y también la gratitud.

A esa gratitud creo que se refiere el Maestro Eckhart en estas líneas:

“Si la única oración que dices en toda tu vida es “Gracias”, será suficiente”.


Gracias, no por ser tal o cual persona, ni por haber nacido en x país, ni por haber tenido suerte, éxitos, oportunidades o bendiciones …

Gracias doy por “ser”.

Gracias porque cuando nos damos cuenta, incluso de manera incompleta e imperfecta, de lo que realmente somos, la gratitud (y la inmensa dicha que la acompaña) se vuelve un elemento inherente a nuestra experiencia, independientemente de lo que la vida nos traiga, porque es parte de nuestra esencia.

Y tú, ¿por qué das gracias hoy?
¿Has sentido que la vida te guía hacia lo que es mejor para ti?
¿Has tomado alguno de los caminos que se han abierto ante ti?
¿Has tenido la experiencia de ti misma/o como una llama de conciencia, sin género, ni edad, ni características de ningún tipo?
Gracias por leer estas líneas.


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Créditos fotos:

Thank you: Simon Maage en Unsplash
Calabaza: Patrick Fore en Unsplash



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